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Un recreo, ¿dónde se pide?

"Es una lesión, no una enfermedad", es lo primero que dicen. Pero al final te lo tratan como si fuera una enfermedad de tanto médico y médico y médico...

Es cansador. Muy cansador. Es verdad, es una lesión, pero que exige una rehabilitación que le llevará, tal vez, o no, sólo lo sabe Dios, toda la vida. En este primer camino estamos nosotros, como padres, con la enorme responsabilidad de guiarlos y hacerles entender que "todo es un juego". Todo. Aunque en el fondo se te parta el alma de angustia. Ellos no tienen que saberlo, porque todo es un juego para que lo tomen con naturalidad, o con la mayor naturalidad posible.

Hoy vimos al neuroortopedista del gordo, quien le probó todo el equipamiento y vio que sus valvas le marcan sus piecitos atrás, en los talones, cuando está en "decúbito"... entonces nos pidió que la ortopedia revisara las ortesis para que no marquen. "Ortesis que marca, a la larga, va a odiarla", fue la sentencia. Y acá estoy, por llevárselas de nuevo a la ortopedia para que las mejoren. Pero resulta que eso "es con turno, señora", que tendré el martes próximo. En el mientras tanto, Mateo continuará con su kinesiología, con su bendito arrastre hacia adelante que es lo que más me motiva en estos días.

Gracias a Dios los estudios metabólicos dieron bien, tiene algo baja la carnitina (enzima que se encarga de convertir la grasa muscular en energía y fibra muscular), pero no es un porcentaje significativo, nos dijeron, apenas unos puntos menos por debajo del valor de referencia... algo que entendemos "normal" porque su lesión justamente le genera eso: un bajo rendimiento muscular debido a una fluctuación de tono de por vida... de hipo a hiper cuando está en acción, pero es moderado... no es severo. Y podría llegar, incluso y con un milagro y buenas terapias, a ser leve. Ay, Dios, yo sé que es posible. Dame las fuerzas para seguir haciendo lo que haya que hacer. Hasta dónde se pueda.

Dios, te invito por favor a que leas mi blog. O mi interior. Sé que lo hacés y me mirás con ternura, con una especie de condescendencia y contemplación que me aseguran que esto tiene que pasar pero que VA A PASAR y que TODO VA A ESTAR BIEN. Todo saldrá bien.

Todo en el final sale bien. Y si no sale bien, es que aún no es el final.

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