Ir al contenido principal

Sí se puede.

Hoy Mateo tiene un año y un mes.

Estamos felices. Va avanzando a su ritmo, pero VA, y eso nos motiva como padres a continuar en este desafío de guiarlo y acompañarlo en sus dificultades y logros.

Por temas de seguridad y porque qué se yo, no me animo aún y no sé quién leerá este blog, no me animo a publicar videos o fotos, pero sí a contarles que hace algunas semanas que EMPEZÓ A DAR SUS PRIMEROS PASITOS con la ayuda de su papá o de mí, o de quién lo sostenga. De a poco, a su ritmo, pero DISOCIA las piernitas y arranca. Estamos muy contentos, lo tengo filmado y todo, pero bueno, nada. Quedará en la familia.

Continúa con kinesiología tres veces sagradas por semana, y es posible que ahora sumemos TO a su rehabilitación porque su diagnóstico clínico es de una cuadriparesia moderada a leve. Su diagnóstico motor es: triparesia espástica leve. No sé, cansados de diagnósticos, que te lo etiqueten como si fuera una lata de lentejas, lo cierto es que el gordo continúa con una hipotonía moderada de tronco y cuello y una hipertonía moderada de extremidades. Por eso, hará un par de semanas que después de horas en la obra social, idas y vueltas con autorizaciones y horas en la ortopedia, logramos el "equipamiento" que necesita por ahora el gordo, que se resume en:

  1. Malla SPIO, que le da soporte de tronco. 
  2. valvas cortas para el día (van dentro de sus zapatillas y siempre con medias).
  3. valvas AFO bilaterales y estabilizadores de rodillas para dormir de noche.
  4. Vendarle una hora por día su mano derecha para que use sí o sí la izquierda. Parece algo cruel, pero funciona, es por un rato y no se da cuenta.
  5. Kinesiotaping para su mano y brazo izquierdo. Funciona mucho.
  6. Amor. Mucho amor. Amor es juego, lecturas, pinturas, bloques, desastre, desorden y volver a ordenar, hablarnos, besarnos, hacerle cosquillas, baños relajantes, masajes... en fin. Ser padres.


Hoy Mateo gracias a todo esto, a Dios, y al empuje que día a día le ponemos:

  • Se arrastra sólo. Hacia adelante. Protesta, le cuesta, se cansa, PERO LO HACE. 
  • Se mantiene sentado sin problemas. 
  • Cada vez incorpora mejor a su vida diaria su manito izquierda. Aplaude, come con la izquierda, juega con ella aunque la derecha le gane. Se sostiene con la izquierda aunque su brazo sea más "débil" que el derecho, imita, muestra lo que quiere, manipula cada vez mejor objetos, ya no tiene su pulgar incluido.
  • Se sostiene sólo de rodillas.
  • Se sostiene. De donde sea. Sabe que si se suelta se cae y duele.
  • Quiere pararse pero aun su lado izquierdo no lo acompaña, entonces se cansa. PERO QUIERE HACERLO Y LO INTENTA Y LO HACE HASTA DONDE PUEDE. 
  • Con nuestra ayuda, da pasitos. DISOCIA SUS PIERNAS, 1, 2, 1, 2, y así... y sumamos 10 pasitos por día.


Todo lo demás, no es necesario compartirlo porque hace lo que hace un bebé sin dificultades. Traga bien, come ya pedacitos de comida, hace caca y pis bien, duerme bien, a Dios gracias ni fiebre ha tenido. Está conectadísimo, todo le llama su atención, sonríe y se ríe a carcajadas, se enoja y te das cuenta, hace notar cuando algo no le gusta o le gusta, sus acciones son intencionales, balbucea, imita, fija la mirada, escucha y ve bien (si bien su paresia hace que desvíe por momentos los ojos, eso también lo estamos tratando y vigilando a ver qué indica el oftalmólogo), entiende cuando se le habla, "responde", te da besos, te abraza, te ama. Y nosotros a él.

Lección del día 


A sus 8 meses una kinesióloga PELOTUDA nos dijo que Mateo no caminaría. Pienso llevárselo en un año a ver qué me dice. Por eso: QUE NADIE NUNCA LES DIGA QUE SUS HIJOS NO PODRÁN HACER ALGO. PORQUE LA RESPUESTA Y EL ALCANCE ES DE ELLOS. Y A LA LARGA, TE TAPAN LA BOCA.

Que Dios los y
nos bendiga.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir con leucomalacia periventricular

La verdad, recién empezamos. No tenemos idea de cómo es vivir o, mejor dicho, convivir con la leucomalacia en la mesa familiar. Además, nos parece un término médico horrendo y difícil de comprender. A "leucomalacia" encima se le suma otra palabra más horrenda: Periventricular. Parece una joda. Demasiado complicado hasta para pronunciarlo, pensás, pero después te encontrás memorizando cada sílaba y te volvés vocera n° 1 del término: Leucomalacia periventricular . Al principio lo escribís mal, pero Google te lo encuentra igual y maldecís la exactitud del motor de búsqueda. Descubrís que hay poca información al respecto, que en general se da en bebés extremadamente prematuros o casos mundiales en los que son a término pero lamentablemente sufren algún tipo de falla cardíaca o renal. O, por qué no, en el tuyo. Nosotros Somos papás jóvenes, o eso creemos. No llegamos a los 33 años y hace casi 11 meses que fuimos padres primerizos de un bebé hermoso. Pesó poco y eso nos asustó...

Constanza Orbaiz: "La persona siempre es mucho más que un diagnóstico"

Constanza Orbaiz, psicopedagoga Hace unos días que encontré y se hizo pública y viral esta joyita que acá también comparto. Por joyita me refiero al video que ven a continuación. Se trata de una psicopedagoga con parálisis cerebral que cuenta su historia de vida, cómo convive con su discapacidad, qué hace falta hoy para comprender que la diversidad necesita un espacio en el que todos podamos ser como somos , sin tener que parecernos a nadie, nos lleve el tiempo que lleve, entre otras sentencias que hacen único y moderno a su discurso.  Amé cada palabra de Constanza Orbaiz. La amé, agradecí y celebré haberla encontrado, que viva en Martínez, que sea argentina, que tenga mi edad, que tenga una parálisis cerebral y que, costeando sus dificultades y remando cada desafío que tuvo que afrontar haya podido estudiar, hablar, caminar, recibirse, y lo que es más admirable, trabaje hasta hoy ayudado a otros para que ellos también "puedan", como dice en su conferencia.

Carta a mi hijo mayor, a mi regalo de Dios. A Mateo.

Quiero pedirte perdón por ser tan hincha pelotas a veces. Sí, así como lo leés: hincha pelotas. Me transformaste en una mamá llena de desafíos y felicidades. Gracias Mateo por haberlo hecho. Gracias por confiar en mí, por tu amor, por esa sonrisa maravillosa de todos los días, por los abrazos y los besos con ruido, por esa mirada luminosa que se te enciende cuando llego a casa o te busco en el jardín, o ves llegar a papá.  Te aseguro y perjuro que hago lo mejor que puedo y, creeme, que todos los días pienso en cómo hacerte feliz. Te aseguro también que si pudiera quitarte la lesión motora con la que convivís a diario lo haría sin dudarlo, claro que sí. Pero no puedo, y además muy probablemente no deba hacerlo. Quizás con el tiempo comprendas lo que quiero decir. Todos tenemos un propósito en la vida. Aunque a veces cueste verlo de esa forma. Vivir es muchas veces enfrentarse con situaciones retóricas que por lo general nadie entiende bien del todo por qué ocurren. No todo tie...